Los Para-Ideólogos de las Para-Guarimbas

El acaparamiento, el desabasteciendo, la especulación y la inflación, son fenómenos políticos-económicos imposibles de ocultar. Sobre todo, por el impacto directo que tiene sobre la población. Los mismos son corroborados al observar las largas colas en la adquisición de artículos del hogar, así como en la pérdida del poder adquisitivo. Tratar de ocultar una verdad tan evidente, no es sólo tapar el sol con un dedo, sino también es retardar medidas que deben tomarse para sanear la economía del país.

Esto es tan cierto, como que los violentos sucesos que han ocurrido desde el pasado 12 de febrero, no contribuyen a subsanar las anomalías que perturban la paz y la tranquilidad de la sociedad venezolana, sino por el contrario, las agudizan.

Obviar que Nicolás Maduro tiene escasos 11 meses en la Presidencia de la República, es una clara evidencia de soberbia, intolerancia y desapego a las reglas democráticas, no por aquellos simpatizantes opositores que manifiestan democráticamente su inconformidad contra las políticas del gobierno, sino por los dirigentes de la Para-MUD, que apoyándose en la difícil situación política- económica que sufre el país; en la aversión del sector opositor hacia el Chavismo y en la militancia más reaccionaria de la MUD, ponen en marcha un plan para derrocar al gobierno, sumándose estos últimos voluntariosa e irresponsablemente a una causa suicida.

Los para-ideólogos de las para-guarimbas, no están interesados en contribuir a resolver los problemas que agobian al pueblo venezolano, sino más bien a profundizarlos, a fin de crear las condiciones sociales necesarias que tensionen una salida extra-constitucional. Para ello, no sólo se apoyan en el descontento político social en la MUD, sino también en el brazo armado paramilitar que siembra el terror en la sociedad venezolana, asesinando, quemando y destruyendo todo aquello que consigue a su paso.

El pueblo está conmocionado e indignado ante las acciones de los bárbaros, no solo por los destrozos ocasionados, sino por la indolencia ante el luto de 35 familias venezolanas. El repudio a estos terribles eventos serán endosadas a aquellos dirigentes de la Oposición que se enmudecieron ante acciones parapolíticas y paramilitares de la Para-MUD, esperando tontarronamente ser llamados por los guarimberos mayores a gobernar en caso que prospere el golpe de Estado suave en marcha.

¿Se Colombianizará Venezuela?

Las guarimbas tienen fundamentalmente tres propósitos: desestabilizar al gobierno,  terminar de deslegitimar a la MUD y colombianizar a Venezuela. En el primero, a pesar de los violentos hechos ocurridos en el último mes, no han logrado desestabilizarlo, la razón es simple, existe en el pueblo una alta conciencia política que lo inhibe a tomar parte en acciones que no estén apegadas a los principios democráticos, independientemente que no estén contentos con el gobierno  de Nicolás Maduro.

En el segundo caso, los recurrentes desalientos que causa la MUD a sus seguidores han traído como consecuencia que se sientan estafados. Ante esta situación, los ultrosos percibieron que era el momento para hacerse del liderazgo opositor y pusieron en marcha su plan, que tristemente nos puede conducir al abismo y a la colombianización del país.

La República de Colombia, es víctima de uno de los males más carroñeros que puede sufrir un país, vale decir, la parapolítica y el paramilitarismo. Ambos conceptos son contiguos y complementarios, porque su fin es tener notoria incidencia en las decisiones del Estado y coaccionar al pueblo mediante el terror a cumplir sus objetivos. Este binomio no conoce parámetros, por tanto, aquellos que aúpan este tipo de acciones en Venezuela, obvian que estaríamos en presencia de la desintegración del Estado, así que, la escasez, la inflación y la inseguridad, no sólo se triplicaría, sino que será una constante en la historia por escribir del país.

Ojala esté equivocado, pero las acciones que he presenciado en estos últimos días, más las informaciones recibidas desde hace algún tiempo, me llevan a pensar que vamos por ese camino. La colocación de “miguelitos”, aceite y levantamiento de alcantarillas en las avenidas y autopistas, no es el comportamiento deliberativo del venezolano, pero además, los asesinatos por impacto de bala en la cabeza, señalan que no son producto de la euforia del momento. Posiblemente algunos opositores se plieguen algunas de estas acciones de manera voluntariosa, suponiendo que así caerá el gobierno. Pero estos no son más que tontos útiles de los planes para-políticos existentes en la  Extra-MUD.

Es urgente reflexionar sobre el escenario en los que dirimimos nuestras diferencias, pues lo que está ocurriendo no es propio de nuestro pueblo. Existe indudablemente una mano peluda conspirando para que el país se nos vaya de  manos, la pregunta es ¿Estamos Dispuestos a Pagar Tan Alto Precio?

Nariceo y Doble Agenda en la MUD

Los sucesos ocurridos después de las violentas protestas iniciadas el jueves 6 de febrero en Táchira, evidencia la existencia de una doble agenda en la MUD, pero aclaro, que no necesariamente está involucrada toda la Oposición. Me atrevo a afirmar que es un núcleo pequeño incrustado en la misma. Por lo menos así los hechos lo demuestran.

Veamos: después de las protestas en Táchira, bajo la supuesta violación de una estudiante, de quien se desconoce su identidad y la veracidad del hecho, según señala el gobernador de la entidad, se inician un conjunto de acciones dirigidas a desbaratar el proceso de diálogo y acuerdo que estaba en marcha entre la oposición y el gobierno.

Luego, bajo el espíritu del Día de la Juventud, Leopoldo López y María C. Machado convocan una marcha cuyo propósito era entregar a la Fiscalía un documento, solicitando la excarcelación de los estudiantes detenidos por las protestas. Este hecho muestra un claro indicio para el análisis, porque marca la agenda al movimiento estudiantil, así como, a los cohabitantes del resto de la MUD, quienes se pliegan a las convocatorias nariceados.

La marcha del 12F, transcurrió en completa normalidad y apegada a los principios democráticos, hasta llegar a la sede del Ministerio Público, donde extrañamente un grupito comienza a apedrear y destrozar todo lo que tiene por delante. El pánico, la zozobra y la conmoción hacen de la marcha una batalla, con saldos lamentables.

Posteriormente comienza una ola de protestas en todo el país, pero con una variante atípica, y es que se realizan llegada la noche, acompañadas de acciones vandálicas: trancas de calles por las madrugadas, quemas de instituciones, de bienes públicos y privados, vidrios molidos, alambrados y aceite en las carreteras, entre otros.

Frente a estos hechos, el genuino movimiento estudiantil y algunos partidos opositores, se desmarcan de las acciones violentas. Y en la convocatoria del sábado 22 en el municipio Sucre (El Marqués), observamos que los voceros estudiantiles se distanciaron, no sólo en la tarima, sino también en el discurso. Algunos partidos también lo hicieron y, reiteradamente llamaron a la población opositora a la calma, a no trancar las calles y a aislar a los violentos.

Sin embargo, las acciones desestabilizadoras siguen en marcha. Nos preguntamos: ¿No es evidente la existencia de una célula incrustada en el cuerpo opositor que busca salidas anti-democráticas? ¿Cómo no pensar en el respaldo internacional a estas terribles acciones, después de oír a sus voceros? Y finalmente, ¿Hasta dónde el sector demócrata opositor, bajo la mampara de la Unidad, seguirá nariceado por los Ultrosos?

 

Autogol de Capriles

Como es sabido, un plebiscito es una consulta popular impulsada por el poder constituido para aprobar o desaprobar una propuesta del gobierno. Por tanto, compararlo con unas elecciones municipales es un acto de desubicación política de talla mayor. Sin embargo, se utilizó como estrategia para enfilar una política de deslegitimación del gobierno, sin medir el riesgo de que se revertiera. Al final Henrique Capriles se “autogoleó con el plebiscito”.

Revisando los resultados electorales del 8D, se nota que los supuestos esgrimidos por el “Líder Opositor” fueron derrotados: Primero, sus electores no se creyeron el cuento que se estaba revocando al presidente Nicolás Maduro. Segundo, el número de votos “nacionales” del Chavismo superó notoriamente  (5.111.336) a los de la oposición (4.335.097), sacándole 8 puntos de ventaja. Tercero, el número de alcaldías obtenidas por la oposición fue tan poca, que dista mucho de la estrategia de campaña opositora. Cuarto, suponer que auto nombrándose Jefe de Campaña, lo consolidaría como el líder de la oposición. Quinto, asumir que su liderazgo es tan avasallante que el elector iría a las urnas electorales a sufragar como corderitos o que él sumaba votos a los candidatos de la MUD, sólo con su nombre. Para rematar, el Chavismo lo superó con creces en número de alcaldías  (15 a 6) donde él es gobernador.

Si todos estos indicadores no son suficientes para que los diferentes factores de la oposición reflexionen sobre las consecuencias que acarrean las torpezas de este dirigente, entonces se tendrá que exorcizar a la MUD para sacarlos de la orfandad política en la que se encuentran. La derrota sufrida por la oposición es mucho más aguda que los resultados electorales del 8D.

La oposición venezolana debe revisar con premura y seriedad, el daño que causan las posturas de algunos de sus dirigentes, (entre los que se encuentra  Henrique Capriles) si desean construir una propuesta política plausible que   dispute al Chavismo el poder, de lo contrario estarán destinados a permanecer en el ostracismo político.

Por último, la alta dirigencia del Chavismo debe realizar una lectura pausada y minuciosa de los resultados electorales. Sería contraproducente pensar que el pueblo y la militancia Chavista son volubles y electoralmente epilépticos. La disciplina partidista expresada el 8D, tiene que ser bien interpretada porque es la única salida para evitar la dispersión en el Chavismo.

¿Fin de la MUD y del PSUV?

Todo apunta que las elecciones del 8D pudiesen cerrar el periodo que caracterizó la política en Venezuela estos últimos 15 años. Los bloques en pugna Chavismo-PSUV y Oposición, luego de la partida física de Hugo Chávez no logran macerar un criterio lo suficientemente sólido como para mantenerse cohesionados.

 

La MUD, es el producto del liderazgo de Hugo Chávez, vale decir, su unificación es a causa de que ningún partido opositor, por sí solo, fue capaz de disputarse los niveles de popularidad del mandatario.

 

Su unión, es consecuencia de las circunstancias políticas en la que se vieron inmersos los partidos (y sus derivados), que gobernaron a Venezuela durante la IV República.  Por lo tanto, la unión de la MUD está pegada  “con saliva de loro”, y el arroz con mango que existe al interior de la misma, ya no tiene razón de ser.

 

La discusión en el interior de cada uno de los partidos de la oposición, torna en desarrollar estrategias que contribuyan a fortalecer un liderazgo propio, que puedan disputarse las elecciones presidenciales de 2019. Cada uno de ellos, visualiza la posibilidad de conquistar el poder Estatal más allá de MUD.

 

Ellos tienen constantes desencuentros, los cuales no les permiten cohabitar armoniosamente en una política orgánica de cara al país, además de las sustanciales discrepancias ideológicas. Es muy probable que en un futuro no muy lejano, observemos dos bloques políticos irreconciliables salidos del seno de la MUD, uno encabezado por AD, UNT y COPEI, y por el otro, PJ y VP.

 

Por su parte en el Chavismo, la principal fortaleza es el apego al legado de su máximo líder, así como también, que acogen el socialismo bolivariano como corriente de pensamiento. Sin embargo, el “alto mando político” hace malas interpretaciones de las directrices emanadas de Hugo Chávez, al suponer que la dirección colectiva se circunscribe sólo a ellos. Obvian que el PSUV, es un cuerpo deliberante, irreverente, y de gran iniciativa, por tanto, se incomoda cuando es “bypaseado”. Esta situación podría provocar una reducción considerablemente en la militancia del PSUV, ya que las estructuras de dirección en sus diversos niveles  observa con inquietud la inercia del debate en el seno del partido.

 

La convocatoria del Congreso a partir del 4 de febrero, pudiera ser un buen escenario para el encuentro. De lo contrario, estamos en presencia de una nueva etapa política en el país, caracterizada por la despolarización ideológica de la política  y del retoñamiento del “pluralismo partidista”.

… y ahora sin los gringos

El encuentro entre el canciller Elías Jaua y el secretario de Estado estadounidense John Kerry es la estocada final a la actitud asumida por el ex-candidato presidencial y gobernador de Miranda después que desconociera los resultados del 14-A.

Desde el mismo momento en que él toma la decisión de desconocer los resultados, diversos analistas coincidimos que era un error político, que traería consecuencias nefastas al avance sustancial obtenido por la oposición mediante el voto popular en las pasadas elecciones.

Efectivamente no nos equivocamos. Desde entonces la oposición no pega una y cada vez más sus afectos se desmotivan, al sentir que: “no fue posible demostrar el fraude”; que “se dejaron robar las elecciones o las negociaron”; que “el chavismo es habilidoso para mantenerse en el poder”; y que “las instituciones del Estado hacen lo que diga el chavismo”.

Para colmo, cuatro de sus principales colaboradores abandonaron el barco, vale decir: Guillermo Zuloaga, Nelson Mezehrane (Globovisión); la Cadena Capriles y por último, Estados Unidos.

EEUU reconoció de hecho el gobierno de Nicolás Maduro, tras sostener una reunión bilateral en Guatemala con el Canciller venezolano, y como si fuese poco, Venezuela asumió el pasado 7 de junio la Presidencia Pro Tempore de MERCOSUR en las esferas de seguridad y justica.

Es decir, todo indica que la oposición fracasó en el intento de deslegitimar al Gobierno venezolano en el exterior, al punto que hoy ningún país en el mundo desconoce los resultados emitidos por el CNE el 14-A.

En el ámbito interno todo transcurre en completa normalidad, al punto que el pueblo cuando señala las fallas de gestión y de la políticas públicas espera que el Gobierno de Nicolás Maduro tome las soluciones de manera ejemplarizante, eficiente y eficaz.

Y como si fuese poco, un sector importante de los partidos que conforman la MUD comienzan a tomar distancia de las actitudes de Henrique Capriles, porque sienten que los resultados que obtuvieron el 14-A, están siendo mal administrados por el excandidato opositor.

Por último, no obviemos que el 8 de diciembre habrá elecciones municipales y que sectores importantes de la MUD vienen trabajando con mucha constancia para conquistar nuevos espacios, que siente se alejan porque sus sufragantes señalan que no van a depositar su voto ante un órgano electoral “tramposo”.

Auditando lo auditado

El resultado del 14-A es el argumento perfecto para generar una nueva polémica “justificada” en el país. La razón es sencilla: el chavismo estaba acostumbrado a ganar con no menos de 10 puntos de ventaja, y la oposición a perder por no menos que eso.

Sin embargo, en cualquier país del mundo estos resultados serían suficientemente sólidos como para que el ganador celebre con bombos y platillos y el perdedor acepte la derrota.

Esta perspectiva permite comprender la euforia que expresan los vencidos y la cara de “sepelio” de los vencedores.

No obstante, ganar unas elecciones sin la presencia física de su mayor capital político en el contexto de una devaluación; acaparamiento; inseguridad galopante; fallas eléctricas; luto en el chavismo, y 14 años en el gobierno es suficiente para levantar los ánimos y celebrar con vehemencia la victoria, sin negar la revisión y rectificación profunda que están obligados a hacerse.

Ahora bien, es natural que el vencido busque mecanismos para optimizar lo que es su mejor resultado, pero deberá tener mucha cautela para no desperdiciarlo.

Auditar el 100% del acto electoral es una solicitud lógica pero irracional. Lógica porque la opinión pública no encuentra ninguna justificación para negar una petición tan “simple”, sobre todo cuando el vencido mantiene una campaña sistemática de descrédito al CNE, y también porque evitaría enfrentarnos en las calles como kamikazes, reclamando o defendiendo los resultados de parte y parte.

Irracional porque científicamente está demostrado que el sistema electoral venezolano es uno de los más seguros del mundo y que auditar el 54% es una muestra exagerada para corroborar la solidez de los resultados. Algo de lo que la MUD está consciente.

A lo anterior debemos sumar que el proceso de auditoría se realizó “en caliente” con presencia de representantes del CNE, testigos electorales, veedores nacionales e internacionales (170 acompañantes internacionales, más 40 representantes de Unasur, 30 de Uniore; 40 otros acompañantes políticos y 3.435 observadores nacionales) además de la ciudadanía.

Por ello, admitir la petición de la MUD era de esperarse. Aunque no la comparto desde el punto de vista técnico, creo que es pertinente y oportuna. No tengo dudas que el gran ganador será la institucionalidad.

Esos resultados ratificarán que el chavismo es un pelín más de la mitad, y la oposición un pelín menos.

14 de Abril

Los resultados electorales del 14 de abril muestran la conciencia democrática de los venezolanos, así como también, que el sector opositor tuvo un avance electoral significativo, pero no lo suficiente como para ganarle al chavismo. Esta es una verdad que coadyuvará a consolidar un liderazgo sólido en la dirigencia opositora; de lo contrario, perderán una vez más una valiosísima oportunidad que les brinda nuevamente el juego democrático, y los sectores que les acompañan.

Solicitar una auditoria del 100% de las cajas, boletas o actas es una bravuconería, que lejos de dejar un saldo político organizativo, servirá para desmoralizar a los votantes que acarician la posibilidad de que los resultados emitidos por el CNE, no sean tales; es decir, que corroboren que faltaron votos para salir victoriosos en su propuesta presidencial.

Como todos saben, una muestra del 10% de las cajas, boletas o actas es suficiente para corroborar la fiabilidad de los datos emitidos.

Sin embargo, en el caso venezolano en un flagante irrespeto al intelecto del pueblo se realizan auditorias al 54% de las cajas, boletas o actas, ahora imaginemos que queda para cuando se solicitan 100%. Un absurdo como este traerá consecuencia políticas desfavorables al sector que la demanda.

En caso de continuar solicitando semejante locura y de aceptarse la auditoria, será el ente rector una vez más el gran ganador. Por su parte, el fortalecimiento de la credibilidad del CNE será inversamente proporcional a la del sector demandante, porque en el fondo los ridiculizará ante la opinión pública. Y perderán la credibilidad una vez más ante sus seguidores.

El sector opositor debe tabular muy bien su cruzada, porque al no reconocer los resultados emitidos por el CNE, abren la posibilidad de revivir el clima de conflictividad que se vivió en los años 2002-2003 y que trajo consecuencias políticas irreparables.

Como he escrito en anteriores artículos, no creo necesario que el candidato de la MUD se inmole, y menos aun obteniendo unos resultados tan alentadores para él. Esos números lo consolidan como el líder de la oposición, y neutralizan a los enemigos encubiertos.

Por último, deben también estudiar sin complejos, cómo debe interpretarse que luego de 14 años de revolución y sin la presencia física del líder Hugo Chávez no fue posible vencer a la propuesta socialista.

Maduro y Capriles al cuadrilátero

La MUD se queja de que Capriles no se deja ayudar, y de subestimarlos

Cuando los boxeadores suben al cuadrilátero saben que deben centrar sus energías en ganar la pelea. Los apoderados son rigurosamente exigentes en el acondicionamiento físico y mental de sus pupilos porque de ello depende su auctoritas en el mundo boxístico.

Estando en el cuadrilátero las esquinas prestan toda la asistencia técnica que requiere el boxeador, para que este explote todas sus habilidades y pueda salir airoso del encuentro.

El entrenador y el boxeador de acuerdo al tipo del encuentro se arriesgan más, pues no es lo mismo disputarse la faja mundial de una categoría que participar en uno de los miles de eventos en los que se asisten para promoverse como pugilista. En el primer caso, se están disputando el máximo reconocimiento del gremio, y en el segundo, solo se adquiere experiencia.

Estando en el ring los pugilistas deben cumplir con el protocolo y normas del boxeo: respetar al árbitro, acatar el dictamen de los jueces, poner en práctica las orientaciones recibidas desde su esquina y además ganarse el afecto del público, que también cuenta.
Ahora bien, imaginemos que el 14-A es la cita para disputarse la faja mundial de los pesos pesados. En la esquina roja se encuentra el Chavismo-Maduro, y la esquina azul, la MUD-Capriles. Ambas esquinas se preparan para disputarse la faja. En la esquina roja no existe controversia por la postulación del candidato, como tampoco por el programa de gobierno y además el PSUV tiene el 40% de preferencia en el electorado.

En la esquina azul pasa todo lo contrario: existe controversia con relación al candidato, con el programa de gobierno, y la aceptación electoral de todos los partidos que forman la MUD suman un 20%. Además, en la esquina se quejan de que el pugilista no se deja ayudar, que maltrata y subestima a sus colaboradores, y que la soberbia no le permite avanzar, y para colmo, existe una disputa interna por liderar el encuentro.

Lo cierto es que en 11 días será el gran encuentro, todos los expertos señalan que el candidato chavista le proporcionará una “pela” a su contrincante, no solo por estar en buenas condiciones, sino porque él simboliza el legado del líder de la revolución Hugo Chávez, además, Capriles va a esta revancha obligado, y sin corregir los errores cometidos en las elecciones de 7-O y 16-D. Por ello es que se observa en la campaña de la MUD un “merengue sin letra”.

AD y COPEI emboscaron a Capriles

Arrancó la campaña para la Presidencia de la República, tal y como lo establece el artículo 233 constitucional. Esta no es una campaña más, o por lo menos, es totalmente atípica a las anteriores. En primer lugar, porque se convoca producto de la ausencia absoluta del Presidente en ejercicio; en segundo lugar, es la primera vez que el Chavismo asistirá a las urnas electorales sin Hugo Chávez en el “tarjetón”; y por último, porque obligó a los actores políticos-partidistas a ponerse de acuerdo (en tiempo récord) en función de un candidato.
Esta convocatoria no debió tomar por sorpresa a ninguno de los actores políticos. El mismo presidente Chávez en su última alocución pública llamó a sus seguidores a respaldar a Nicolás Maduro como candidato presidencial de la revolución, en caso de que por alguna causa sobrevenida él no pudiera continuar, es decir, Hugo Chávez convocó a las fuerzas políticas-democráticas del país a tomar previsiones ante su ausencia.

Este hecho dio luz verde para que los partidos políticos visualizaran nuevos escenarios electorales. La primera tarea consistía en tener un candidato capaz de consensuar al sector que representa, además de que quisiera asumir la titánica tarea.

En el chavismo el problema lo resuelve el mismo presidente Chávez, al postular a Nicolás Maduro como su candidato, en caso de que él no pudiera continuar. En el sector opositor, apenas comenzaban abordar el tema tímidamente, y fueron sorprendidos ante el anunció del 5 de marzo. Sin embargo, los partidos AD y COPEI durante los primeros días del año presionaban para que la MUD se adentrara en el dilema con la rigurosidad del caso.

Pero en paralelo y de manera silenciosa avanzaron (AD y COPEI), en impulsar una tarjeta ÚNICA como símbolo de la oposición en el tarjetón electoral, así como la participación activa de sectores excluidos por la “extra-MUD”en la campaña del 7-O. Y finalmente propusieron que Henrique Capriles Radonski fuese el candidato del sector opositor para endosarle las derrotas anteriores.

Ellos coinciden en que el reto es superior al del 7-O, y que las condiciones electorales no son nada favorables, por tanto consideran que es el momento idóneo para salir de Capriles. El líder opositor está consciente de la emboscada de sus adversarios internos, pero ante la magistral jugada de ofrecerle la candidatura del sector oposición públicamente, no le quedó otra opción que aceptar la postulación para las elecciones del 14-A.

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